Una familia compró un garaje en una subasta, el cual estaba lleno de trastos viejos. La compra les costó varios miles de dólares, y el cabeza de familia decidió gastar parte de sus ahorros con la esperanza de encontrar algo valioso entre tanto desorden.
Una vez cerrado el trato, el hombre recibió la llave. Inmediatamente se dirigió al taller, equipado con una cámara para documentar todo lo sucedido.
En Estados Unidos, la venta de unidades de almacenamiento llenas de objetos viejos y no deseados es bastante común. Mucha gente las alquila y, si el inquilino no paga, la unidad se subasta junto con su contenido.
Estas ventas de garaje atraen a quienes buscan encontrar algo valioso en su interior. Si bien algunas compras resultan decepcionantes y sin ganancias, otras pueden generar riqueza. Los antiguos propietarios suelen guardar antigüedades, aparatos electrónicos y otras posesiones valiosas en estas unidades.
Con esto en mente, el hombre compró el garaje. Al abrir las cajas, al principio no encontró nada de valor: solo varios juguetes.
Pronto, el cazador de tesoros se dio cuenta de que el antiguo dueño tenía una tienda de artículos infantiles. Los hallazgos resultaron ser bastante valiosos, y para cuando abrió la mitad de las cajas, el hombre calculó que ya había obtenido una ganancia de 700 dólares.
