Una pareja decidió ignorar las críticas y seguir su instinto comprando una casa deteriorada. Tras años de alquiler, tener su propia vivienda era un sueño hecho realidad, a pesar del estado de la propiedad.

Su audaz elección marcó el comienzo de un capítulo completamente nuevo en sus vidas.

Al principio, amigos y vecinos se burlaron de la decisión. El apartamento estaba en un estado lamentable: paredes desmoronadas, suelos inservibles y una distribución extraña.

Pero la pareja vio potencial. Derribaron barreras e integraron el pasillo con la sala de estar para ampliar el espacio.

Eligieron un gris moderno y minimalista para las paredes, lo que le dio a la casa una sensación de frescura y amplitud. Cerca de la entrada, instalaron un zapatero y ganchos. La antigua entrada de la cocina se reconvirtió en la lavadora y la caldera, aprovechando cada rincón.

La habitación de invitados se diseñó a juego con la paleta de colores del pasillo. Cuenta con un acogedor sofá gris, una suave alfombra verde que evoca la hierba y una pequeña estación de trabajo.

Ahora, el acceso a la cocina pasa por el salón, en el que también se encuentra cómodamente situado el frigorífico.

En la cocina, instalaron un mueble esquinero con gabinetes claros y oscuros que contrastan. La distribución maximiza el espacio y le da a toda la casa un aspecto limpio y elegante. La transformación convirtió la burla en admiración, dejando atónitos a todos los que dudaban de ellos.
